martes, octubre 12, 2010

Cierra los ojos...

Y huele el viento.

El viento suena cuando vas rápido.

El motor debe ir a la velocidad perfecta. Corre cuando debas, lento cuando puedas.

Abraza en el momento adecuado. Se siente bien.

Agradece cada momento y cada palabra. Habla cuando tengas algo que decir y piensa lo que dices.

Aléjate de las divagaciones de los sentimientos; son como los elementos de la tabla periódica, si no los sabes manipular te pueden envenenar.

Concéntrate en ordenar tu vida, dejando incluso espacio para el caos. No lo confundas con la rabia.

Siente a Dios cerca de tí. Así no caminarás solo.

Medita tu pasado dejándolo en el pasado. Así, en el presente, quienes vengan de él son personas siempre nuevas y con fuertes razones para quererlas si lo merecen.

No odies a tus enemigos. El odio te acaba a tí, no a ellos.

La venganza sólo te matará junto con tu víctima. Concéntrate en tí.

Perdona siempre, porque lo que no perdonas te envenena.

Todo, incluso el aire que respiras, es una consecuencia de lo que haces, pienses o digas. Entonces, calcula consecuencias de estos tres puntos. Busca las cosas buenas del futuro en el presente.

Percibe el amor siempre en cada momento. Si no lo percibes, irrádialo sin ser estúpido, pero sin ser mezquino.

Cierra los ojos para recordar estas palabras, y cuando los abras no los olvides. Si los olvidas, respira y parpadea hasta recordarlos.

Refúgiate siempre en el jardín donde conserves lo bueno que sientas alrededor de tí. No vale la pena dormir sobre lo que te hace daño.

Cuando algo te haga daño, suéltate, incluso si se lleva algo bueno de tí. Lo bueno renace. Lo malo no.

Cuando sufras dolores intensos y tormento, recuerda que otros han sobrellevado ese dolor y busca ayuda. Aun una florecilla silvestre ha sufrido la potencia de la lluvia y el sol y se refugia en la tierra para no caer; no tengas miedo de pedir ayuda.

Si debes llorar solo, hazlo sintiendo cómo el dolor se va en cada lágrima. Cuando quede el vacío, no lo llenes con más dolor. Llénalo con fe.

Si estás en los brazos de un amigo, toma lo bueno que te ofrezca y no dejes que tome tus dolores y odios. Tu carga debe ser liberada, no transferida.

Si sientes el poder de Dios sobre tí,no te sientas invencible. Agradece Su Inmenso Poder, pero no lo uses para lastimar o herir.

Estas son reflexiones de estos meses. Ojalá les sirvan tanto como a mí.

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