lunes, septiembre 20, 2010

Día Raros - Expedientes Secretos Z.

Extractos de los Expedientes Secretos Z.
certifican que los días que han pasado están muy, muy extraños.

Evidencia Número Uno: Despedida de Taty.
No podía dejarla ir sin verla! está muy linda y Londres le ha sentado de maravilla. Y te prometo que iré!

- Salimos a llevar a Adriana, su hermana mayor, al aerpouerto. Se rompió el acelerador del auto y estuvimos un rato largo charlando en la oscuridad, fumando un cigarrillo, y pasando un rato rico. Hacía bastante que no estaba en un auto parqueado en la oscuridad con buena compañía, con energía de la que sí sirve. Te voy a extrañar Taty.


Evidencia Número Dos: La Estrellada del Millón de Dólares.
Esto sólo pasa en Bogotá, tanto por lo bueno como por lo malo.

- Salgo de casa a velocidad normal, sin hacer guachadas motociclísticas, y tomo tranquilamente el carril del medio, a la altura de la 132 con Boyacá, acelero, freno detrás de un auto. Suenan las Runaways en mi blackberry.

Veo a un tipo que viene atrás ¡LEYENDO EL PERIODICO SOBRE EL VOLANTE! y frena CONTRA EL GUARDAFANGO DE LA THUNDRA. En el suelo quedan algunas piezas. Noticia en desarrollo.


Evidencia Número Tres: La Mirada Antes De...
Ojalá esto pasara cuando inicio una relación.

- Agarro una Pepsi en carrefour, por alguna razón la miro antes de pagar... ESTABA VENCIDA. regreso por otra, TAMBIEN. Hablo con el supervisor, me pasan una Coca-Cola... como raro, vencida.

Me compro un gatorade, me bebo un sorbo y está tibio. Huelga decir que estuve mascando improperios bíblicos un largo rato.


Evidencia Número Cuatro: El Extraño caso del Iphone.
Una alegría aislada y bien rara.

- Parqueo sin problemas en Bulevar, doy un par de pasos y veo un bulto contra la esquina. Me agacho a recogerlo... es un Iphone. Protocolo de búsqueda: un número que diga Papá, Mamá o algo así. Marco el que dice Mamá y contesta una señora. Le digo que me acabo de encontrar ese teléfono y que estoy en Bulevar.

Cuando me encuentro con la señora enfrente de La Música, viene acompañada por una adolescente muy linda, de unos 16 años. Le entrego el teléfono a la señora, ésta se lo pasa a su hija... y la hija me pide mi número.

Luego, en la noche, me ha sabido llamar y ahora tengo una salida a rumbear a quién sabe donde. Cuando uno no quiere ser asaltacunas es que pasan estas cosas. Solo me queda desaparecerme cortésmente, porque no me interesa.

Días raros nos han encontrado...

No hay comentarios.: