martes, septiembre 25, 2007

Los Encantos de la Vida Normal, Parte 1.

Bueno, ha pasado casi una semana luego del día en que finalmente dejé atrás la cantidad de tormentos que arrastraba hacía meses. Hay que reconocer que el alivio fue casi inmediato, y me siento extrañamente bien.

Digo esto porque ahora levantarse en la mañana tiene su componente agradable. Antes abría los ojos y empezaba a pensar en "... maldición, otro día...". Hoy me sorprendí a mí mismo bailando pop en pijama mientras preparaba mis bártulos para entrar a la ducha. Y en la ducha, en lugar de estar cantando "War Machine" westaba imitando al cantante de Maroon 5 con una improvisada y efusiva versión de "Makes me Wonder". Ayer en la tarde, a pesar de toda la tensión, no hubo ninguna dificultad que pudiera entrever. Hasta lo de la moto me pareción algo que sencillamente puede ser solucionado en un rato posterior. Y ahora que trato de ver en qué cambió todo, creo que está en la actitud. Hasta las películas dejaron de conmoverme. Tampoco estoy recuperando viejas mañas como mirarle la cola a las niñas en la calle, pero me sorprende que ahora cuando menos me doy cuenta es a mí al que están mirando. Debe ser el Axe o el estado de ánimo, una de dos.

En el messenger es otra cosa. Antes vivía con mamera repitiendo clichés, ahora tengo la sensación de estar casi enfrente de las persona con las cuales chateo. Es como esa alegría casi que ofensiva para los que están mal o no están bien. Creo que mi entusiasmo espantó a Paola (mi querida Cap, una niña que conocí por MSN y que no conozco en persona) así que... Perdóname si ando así! no te estoy botando los perros ni tampoco ando de payaso. Hoy llamaré a Liz, no se ha conectado y me está rebotando los mails su cuenta. Incluso la gente del kofsite me pregunta por Maki... y con toda sinceridad, puedo decir que no sé nada, sin que ellos remueva en lo absoluto sensación alguna. Ojalá pueda ver a Mayerly y a Norma y pasar "an evening with Absolut Vodka".

A lo que voy es: tanto tiempo uno se acostumbra a estar mal, que cuando por fin las cosas mejoran parecen raras. Son como nuevas experiencias, nuevos momentos, con estados que en el marasmo de la tristeza no existen, pero fuera de ella, son sitios de inmenso bienestar. Es como haberse dado una ducha en el alma y que se haya ido hasta el último rastro de lo malo, y ahora, con el alma limpia, empezar a recibir los rayos de sol de un nuevo día. Y la verdad, auqneu las nubes tapen este sol que me hace tanto bien, no importa porque el viento y la lluvia bajo esta luz es lo que necesito.

No hay comentarios.: