lunes, junio 27, 2011

Cambio de Era

Cuando tenía doce años y leía la historia universal como si se tratara de la mejor novela, me apasionaba saber el momento en el que una era finalizaba y otra iniciaba. Qué había pasado con la era de los espartanos, que habían detenido a los persas pero no al tiempo? Y qué había acabado con los caballeros y sus castillos? mi mente infantil se negaba a aceptar que aquellos nobles guerreros habían sido desplazados por gremios y estudiosos. Cada figura tenía su era.

Luego crecí y la historia se convirtió en el placer de la información, y quizás el análisis inherente a los años desplazó un poco la fascinación con la belleza de la historia alimentada por la imaginación. Quizás seguí con el sempiterno vicio de leer pero cambió el efecto. Y cambió la fuente, gracias a Dios; Internet reemplazó a mis frecuentes visitas a la Librería Nacional y a Panamericana.

El tema... eras, eras que vienen y se van como olas. Lejos de hablar de eras históricas, me gusta adivinar estos cambios en quienes me rodean, y en mí mismo. Unas están marcadas por sucesos sumamente dolorosos: muertes, decepciones. Otras están enmarcadas en victorias personales: grados, triunfos, resultados. Seguro cada cual recuerda esto.

El gran interrogante es la narración que cada cual puede hacer de su vida. Podría recordar con sumo placer las historias que he escuchado de seres que han estado a mi lado y me han hecho el guardián de sus historias. Las atesoro con cariño, como si tuviera un estante donde conservo los matices, los sentimientos, el tiempo, incluso la música que antecede a cada momento.

Un ejemplo: fui un metalhead fanáticamente dedicado, pero curiosamente tengo muchos recuerdos con el grunge. Y adoro a Smashing Pumpkins con pasión absoluta.

Siento que una era finaliza para muchos a mi alrededor. Unos, los más jóvenes, se despiden de su adolescencia para ser totalmente adultos jóvenes y despegar. Otros quizás ya tienen la cara y el gesto con que sus nietos los descubrirán en las fotos que congelan el tiempo. Otros ya se oscurecen, aun independientemente de su edad y se encierran en sus moradas de tranquila soledad que suelo llamar vejez. Nacen familias y clanes (sí, clanes, la amistad no es más que la eterna construcción de clanes y comunidades) y finalizan otros. La nueva era inicia; el día que escriba mis eras, en páginas llameantes de la emoción que arde en mí como si fuera el fuego vital de la vida, espero también dibujar con estas letras la vida de todos t sumergir al lector alucinado en la magia de sus momentos, únicos, irrepetibles, cálidos como una fogata en invierno y luminosos como un atardecer de verano bajo los árboles.

En esta era quiero recordar siempre a mi amore Jo, a Mao, a Hernando, a David, mis padres, a la gente que se ha ido sin dejar rastros, a los que han llegado y ríen y me dan sus palabras. A los que aún no hablan más que balbuceos infantiles y a los que ahora tienen el privilegio de ser niños. A los que son adolescentes aún o empiezan a serlo y que me regalan algo de esa magia que debería de haberse ido, pero que aún percibo en mí. A los viejos que con el tiempo han muerto pero viven en mi memoria con sus consejos y enseñanzas, que recuerdo cuando las situaciones que me narraron ocurren en mi vida. A la gente del pasado que sin irse están lejos y no se van, como William, como Manuel, a los personajes que he deformado con nombres para cubrirlos de leyenda y purgarles de los detalles que mi manía de imaginar impedía ver con la realidad. A todos ellos.

En esta nueva era, envío una señal para que todos, al leerla a través de estas palabras, no olviden esta era y la inmortalicen en fotos, recuerdos y elementos que impidan que el tiempo les robe, con su mano delicada, instantes felices.

Saludos.

1 comentario:

Jo G. Pallas Atenea dijo...

Brindo porque esta era te traiga un final feliz, amore.

Tiamo (k)