Desde hace menos de un mes decidí ponerme al día con eso de las nuevas consolas de video juego. Así que, apelando a la costumbre de ahorrar en vez de andar mendigando una tarjeta de crédito, me propuse comprarme una consola que tuviera juegos recientes y que durara por lo menos un años más en circulación.
Dado que no duro mucho tiempo en casa, y más en el trabajo, la Universidad o X lugar, estaba pensando en comprarme una Nintendo DS. Estuve a punto de comprarla, pero JC se trajo un día una PSP con el juego de Ben10 (sí, yo veo a veces Ben10 y Billy & Mandy en Cartoon Network, sobre todo cuando estoy bostezando en la cama en las mañanas) y me quedó sonando. No soy muy fan de Sony, pero lo cierto es que terminé comprando una PSP slim, Piano Black. No solo yo, sino 8 cofrades más del trabajo. Porque puede afirmarse que tenemos aficiones en común y que acá se trabaja delicioso.
Por supuesto que me tocó ingresar de sopetón en el mundo de Playstation, después de un matrimonio de muchos años con Nintendo. Ahora ya no pienso en X Y A B L R, sino en Cìrculo Triángulo Cuadrado X L R. Y para nada ha sido malo. Lo contrario. Aunque ya no tengo el mismo fervor de juego ni soy el campeón de KOF, he disfrutado el jugar con tranquilidad y hasta incluso jugar en red con los compañeros de trabajo. Y comprarle cosas, como el estuche (este sábado estaré en esa labor). Por ahora estoy jugando Ben10 y Metal Gear Portable Ops.
Lo malo es la pinche envidia de la gente de la oficina, que ya se alborotó porque algunos juegan a la hora del almuerzo y están fungiendo de Profesora Umbridge. Yo sencillamente pienso jugar cuando se me antoje, pero no puedo evitar pensar que estoy rodeado de muertos de hambre (hablo por los pelmazos de otras áreas, claro está).
Keep on Playing.
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